El acabado superficial de una piedra representa, junto con el tamaño y variedad petrográfica, sus señas de identidad.
Los acabados superficiales están en permanente evolución, pero el acabado superficial pulido siempre ha sido el acabado por excelencia para muchos productos de granito. Sobre todo, ese acabado es el elegido para la mayoría de los tableros comercializados y para los materiales destinados fundamentalmente para usos de interior y encimeras, ya que enfatiza los tonos de la piedra y sella el poro, lo que facilita el mantenimiento.
En concreto, un acabado pulido se consigue en fábrica por medio de maquinas pulidoras rotativas provistas de segmentos abrasivos, que proporcionarán ese aspecto de brillo espejo.
En fabrica, para la fabricación de los acabados pulidos, se debe establecer una secuencia de abrasivos, que puede ser diferente para cada variedad y calidad. Esta secuencia de pulido debe estar disponible en el puesto de trabajo de la línea de pulido.
Posteriormente, para medir el acabado final, se debe:
- Utilizar un instrumento para la medición llamado brillómetro o glossómetro
- Realizar las lecturas siempre con el mismo procedimiento y ángulo de medición
- Se realizarán medidas de brillo justo después del tratamiento mecánico del pulido y, siempre que se realice, también después de la aplicación de productos químicos como resinados o similares.
- Se recomienda además repetir las medidas para control cada 10 tableros.
- Lo ideal es tomar medidas que abarquen el principio, zona media y final del tablero
- Un resultado de brillo de un buen pulido rondará las 70 unidades.
EVA PORTAS FERNÁNDEZ
ÁREA CONSULTORÍA TÉCNICA FCTG